lunes, 13 de febrero de 2012

¡Dadme un zapato, pero ya!




Hemos asistido estos días a la escenificación circense de la payasada nacionalista galaica, donde Beiras (que hace años fue invitado de todas las maneras ocurrentes a marcharse con la música a otra parte) se ha ido con algunas y algunos afiliadas y afiliados a la búsqueda de puestos que ocupar.

Perdone sino profundizo en el cónclave racista que es el BNG, paso por alto el chovinismo étnico de los allí reunidos, pero es que los esfínteres se me aflojan ante le frikismo con ese tamiz pseudoideológico llamado Congreso.

Cual reunión de Trekis, cada jauría alardea de unos imaginativos orígenes Irmandiños. 

Lo sé, lo sé.

Es la "...epopeya más grande y admirable..." (esto lo afirmó, sin beber una gota de alcohol, el ferrolano Vicceto, nada diría yo de las gaseosas "Los 15 Hemanos"); y esto requiere , sino de rodillas, sí escribir de pie, en signo de respeto. Pues va a ser que no.

Recuerdo a Beiras como único diputado autonómico del Parlamento Gallego, y aquella hazaña sin parangón del nacionalismo gallego, donde Beiras nos permitió disfrutar de la prescindible visión de sus calcetines. Digno de Prisciliano, sin duda. Porque a Pardo de Cela sacando fondo de armario ... no lo veo.

Pero lo más cachondo de esa lucha por los lusismos, como garante diferenciador del gen étnico, es que en las proclamas (bajoburguesas, sólo mirarles las caras, obvia cualquier explicación) se intenta reproducir aquel "Proletarier aller Länder, vereinigt euch!", al mismo tiempo que el patriotismo enerva el calor de una buena taza de caldo.

Resumiendo: se ha abierto la carrera en la tontería. Eso sí: gallega.

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