¡Loores a la Reforma Laboral, cornucopia de los deseos, cumplimiento de los oráculos !
Por fin hemos dejado atrás, de una vez por todas, el paternalismo franquista. ¡Puf!, qué alivio.
Ya hemos dejado atrás el ostracismo de épocas pretéritas, de oscuros recuerdos y consecuencias traumáticas.
¿Yo defender otras épocas?. Por favor, lejos de mi intención.
Veo que la fundamentación de la actual reforma es impecable: " ... requieren una reforma de envergadura, que, pese a los cambios normativos experimentados en los últimos años, continúa siendo reclamada por todas las instituciones económicas mundiales y europeas que han analizado nuestra situación, por los mercados internacionales que contemplan la situación de nuestro mercado de trabajo con enorme desasosiego ...".
Y ahora me toca ... : " Por ser esencialmente personal y humano, el trabajo no puede reducirse a un concepto material de mercancía, ni ser objeto de transacción incompatible con la dignidad personal de quien lo preste."
Esto lo decía el Fuero de los Trabajadores, Título I, punto 2.
Ya ni comento el punto 2 del Título II: "El Estado mantendrá el descanso dominical como condición sagrada en la prestación del trabajo. "
¿Cuál es?, ¿dónde está?. Les digo donde no deben preguntar: en Moncloa.
P.D.: Me meo tóa.